La importancia del descanso de la viña
Ya está entre nosotros el invierno, con sus días cortos y sus bajas temperaturas, con sus nevadas y heladas y un ritmo en el que parece que la naturaleza se retrae o, al menos, se ralentiza. Los paisajes cambian y también lo hace el viñedo: de los marrones y ocres del otoño, las vides ahora se ven despojadas de la ornamentación verde de sus hojas.
¿Qué sucede durante esta estación con las vides? Parece difícil que vuelvan a dar los frutos tan delicados y exquisitos a los que nos tienen acostumbrados, pero sin embargo así, dormidas, se preparan para un nuevo y fecundo ciclo.
Luego de la cosecha, cuyo momento cúlmine es entre febrero y marzo, y ya pasado el otoño, se realizan trabajos sobre el viñedo a fin de mantenerlo en las mejores condiciones. La poda es la principal de estas tareas, que consiste en controlar el crecimiento y la salubridad de la planta para asegurar la calidad de los frutos que brinde en la siguiente vendimia.
Durante el período invernal, la planta de la vid reduce al máximo su actividad metabólica y de este modo realiza una reserva de energía que le servirá para alimentar los nuevos brotes que surgirán en la primavera siguiente, cuando el ciclo se reinicie. Esta alteración de su período vital es parte de una capacidad adaptativa que le permite sobrevivir a temperaturas muy bajas, incluso hasta los 20 grados bajo cero.
La poda puede emprenderse cuando la vid se encuentra en reposo, ya sin hojas verdes, para así obtener los resultados deseados y no dañarla. El clima seco del invierno nos asegura que, al realizarlo, no aparezcan hongos que puedan perjudicar su desarrollo. Además, al recortarla y reducir su tamaño natural, se logrará una distribución más pareja de la circulación de la savia y, de esta manera, se obtendrá luego menor cantidad de racimos pero de calidad superior, como los empleados en la producción de nuestros vinos. En todo momento, a lo largo del ciclo, los trabajos realizados apuntan a lograr frutos más selectos y de mayor concentración aromática, priorizando calidad sobre cantidad.
También es durante esta estación que se abona la tierra y se trabaja sobre la conducción de las vides, reforzando alambres y protegiendo ramas de los fuertes vientos helados de la temporada. Es momento de retraimiento pero también de preparación, un sueño cuidado que aspira a una primavera fecunda.