La importancia de las botellas
Envases muy especiales para vinos únicos
Cuando hablamos de botellas de vino, rápidamente viene a nuestra mente la imagen del recipiente de vidrio de 750 ml, el envase más común y universal, cuyo origen se atribuye a la capacidad pulmonar de una persona cuando la elaboración era artesanal y realizada a través de la técnica de vidrio soplado. También es ampliamente conocida la Magnum, que tiene el doble de capacidad que la estándar, es decir, un litro y medio, y está presente en nuestro portfolio con vinos como Colección Rutini Malbec o Single Vineyard Cabernet Franc.
Si vamos en dirección de las más pequeñas, pensadas para un consumo individual, nos encontramos con la Media Botella, equivalente a la mitad de la estándar, y la Piccolo («Pequeña” en italiano) o también llamada Split (en inglés, “Fraccionada”), una cuarta parte de la estándar y que equivale a una copa de vino. Hasta aquí, nombres elocuentes en cuanto a la capacidad de cada uno de los envases.
Pero si vamos en dirección de las botellas más grandes, luego de la Doble Magnum, que contiene dos Magnum, o sea tres litros, y que puede encontrarse en vinos como el Rutini Colección Cabernet Malbec, nos encontramos con botellas muy llamativas cuyos nombres tienen alusiones bien distintas. Y es que a la industria francesa se le ocurrió bautizar a estos contenedores con el nombre de reyes y patriarcas bíblicos. ¿Por qué? La explicación no encuentra otra razón más que el recurso de aplicar nombres conocidos, ya instalados en el inconsciente colectivo, en un ámbito muy diferente. Un préstamo de la cultura.
Así, por ejemplo, encontramos la Jeroboam, equivalente a seis botellas estándar, es decir cuatro litros y medio, que toma su nombre de uno de los doce superintendentes nombrados por el rey Salomón.
Matusalén, profeta bíblico y sinónimo de longevidad por sus casi mil años en la Tierra, le da su nombre a las botellas que contienen ocho botellas estándar (seis litros). La podemos encontrar en vinos como los mencionados anteriormente y en Rutini Single Vineyard Altamira Malbec y Encuentro Barrel Blend, entre otros.
Luego siguen en sucesiva aparición Salmanazar (12 botellas estándar), bautizada en honor al primer rey asirio de la época imperial; Baltasar (16 botellas estándar), príncipe de Babilonia; Nabucodonosor (20 botellas estándar), rey de Babilonia durante los años 604 a 561 a.C; y por último Melchor, uno de los reyes magos que visitó Belén al nacer Jesús y que simboliza la edad anciana, equivalente a 18 litros, y que es también conocida con el nombre del rey Salomón.
¿Cuál es el dato clave para apuntar? Los grandes formatos mejoran la evolución del vino y el potencial del guarda. Curiosidades, historias para compartir que pueden acompañar una presentación llamativa, una botella imponente como un buen vino.