Malbec y Empanadas: una dupla infalible

Las empanadas argentinas son una joya culinaria que refleja la diversidad y riqueza cultural de este vasto país. Pero al igual que el Malbec, no son oriundas de estas tierras. Al parecer, el origen de la empanada tuvo lugar en China, de donde pasó al Medio Oriente y de allí a los países árabes. Los moros introdujeron esta preparación en la España del siglo XIV, y su receta fue traída a América del Sur, siendo particularmente apreciada en la Argentina y en Chile.

Nuestro país elevó las empanadas al rango de especialidad gastronómica, y siempre hay una buen momento para saborearlas: ya sea como entrada o recepción de una cena, a modo de bienvenida a un asado, o bien una deliciosa “Empanada Party” con variedad de rellenos. 

Cada provincia y región tiene su propia versión de este popular platillo, con ingredientes y sabores únicos que satisfacen los paladares más exigentes. Las salteñas son famosas por su variedad de especies principalmente comino, pimentón y ají picante. Las tucumanas son reconocidas, entre otras cosas, por su masa gruesa y su relleno generoso; mientras que las patagónicas, se suelen elaborar con cordero o mariscos. 

Y así un sinfín de variantes de masas, rellenos y tipos de cocción en cada rincón del país. Si se trata de la empanada criolla, esta incluye carne vacuna, cebolla, huevo duro, aceitunas verdes y especias como pimentón y ají molido. La clave de su acompañamiento será elegir un malbec fresco y redondo que realce los ingredientes logrando una armonía que deleite los sentidos. Algunos de los vinos para ese match son Trumpeter Malbec, Trumpeter Reserve Malbec, Encuentro Malbec y Dominio Malbec.

En conclusión, las empanadas argentinas son mucho más que un simple plato. Son un reflejo de la diversidad geográfica y cultural del país, una deliciosa oda a la creatividad culinaria de sus habitantes. Cada región aporta su propio toque distintivo, pero todas comparten el mismo amor por este manjar que une a todo el país en torno a la mesa.