¿Cuál es la función de la Sala de Barricas?
Dentro del proceso de elaboración se realiza la crianza para la que, una vez concluida la vinificación, el vino que reúne las características adecuadas sea destinado a la maduración a fin conseguir los más sofisticados aromas y sabores a través del tiempo.
La sala de barricas, un amplio espacio ubicado a nivel del segundo subsuelo de nuestra bodega del Valle de Uco, en Mendoza, dispone de unas 6500 unidades de forma permanente, lote compuesto en un 96% por barricas de roble francés donde descansan nuestros vinos hasta obtener los mejores perfiles que se destinan a las diversas líneas de nuestro portfolio de acuerdo a su estilo y calidad. Son provistas por trece diferentes tonelerías con características propias aportadas por los bosques y el clima de sus diversas regiones de origen en Francia.
Este espacio imponente que atesora los vinos cuenta con temperatura controlada de 15°, ya que la madera de las barricas necesita que ésta sea equilibrada para no absorber humedad ambiente y de esta manera evitar que se desarrollen microorganismos indeseables, humidificación automática, que mantiene la humedad ambiente entre el 70 y el 75%; pisos de poliuretano, que absorbe golpes; y máxima higiene, todas condiciones para preservar la más alta calidad.
Los vinos se prueban y testean de forma constante para evitar defectos. Cada barrica tiene su código y un equipo altamente profesionalizado realiza permanentes controles de calidad por barrica y por lote a través de rondas regulares en las que se prueban los tanques y se realizan seguimientos de los movimientos y de las fermentaciones.
Las barricas de roble
El roble francés aporta características sutiles y elegantes, atributos muy acordes al estilo de nuestros vinos, ya que se busca que la madera no sea invasiva en el paladar y encontrar así un equilibrio para que la fruta también se destaque. Asimismo, la crianza en barricas aporta una microoxigenación a través de los poros de la madera, lo que da lugar a una evolución óptima que redunda en una gran calidad.
Los tiempos de añejamiento de nuestros vinos varían ampliamente en las distintas líneas, con un paso desde 6 meses hasta 2 años en barricas de diferentes tipos de tostado. Se utilizan en mayor medida las de tostado largo (en las que el proceso de quemado de la madera para la construcción de la barrica fue lento) a fin de quitarle astringencia a la madera, y en cuanto a los tipos de tostados, los más utilizados son los medios a livianos. Para vinos blancos se utilizan en exclusiva tostados livianos y en cuanto a tintos, de tostado liviano a medios, siempre cuidando la presencia equilibrada de la fruta y la madera en el resultado final.
Si bien solo un 18% de las barricas de nuestra sala se van renovando de forma anual, ya que las barricas usadas dan un resultado más adecuado para los vinos equilibrados y elegantes, el lote total se amplía de manera permanente gracias a la alta demanda de nuestras etiquetas, por lo que se espera una próxima ampliación a unas 10.000 barricas totales, las que constituirán una de las salas más numerosas de la vitivinicultura argentina.
Otros contenedores de vino
Además de las miles de barricas encontramos en nuestra bodega otros tipos de contenedores con fines diferentes: 60 roll fermentors de 600 litros cada uno, destinados a microfermentaciones de uva tinta, generalmente aplicados a las líneas más altas y blends. Contamos con barricones de 500 litros para vinos blancos y rosados, ya que el mayor volumen del contenedor disminuye el contacto de la madera con el vino y da lugar a notas de madera más sutiles, y un fudre de 2500 litros cuya principal función es de guarda y hacer un aporte de madera en un proceso lento. Por último, contamos con 12 perlé con una capacidad de 490 litros, contenedores con forma de mate que se utilizan para fermentación de uva tinta por presión.
Aquí concluimos este pequeño recorrido por nuestra sala de barricas, uno de los espacios que más nos gusta en nuestro lugar del Valle de Uco. Un lugar donde se respira la calma y la excelencia con la que se aguarda que, junto a las mejores prácticas, el tiempo haga su dedicado trabajo.